HISTORIA
Fibra es cada uno de los filamentos que, dispuestos en haces, entran en la composición de los
hilos y tejidos, ya sean minerales, artificiales, vegetales o animales; fibra textil es la unidad de
materia de todo textil. Las características de una fibra textil se concretan en su: flexibilidad,
finura y gran longitud referida a su tamaño.
Las fibras que se emplearon en primer lugar en la historia del textil fueron las que la
propia naturaleza ofrecía; pero aunque existen más de 500 fibras naturales, muy pocas
son en realidad las que pueden utilizarse industrialmente, pues no todas las materias se
pueden hilar, ni todos los pelos y fibras orgánicas son aprovechables para convertirlos
en tejidos. El carácter textil de una materia ha de comprender las condiciones
necesarias de resistencia, elasticidad, longitud, aspecto, finura, etc. En la naturaleza, y
con la única excepción de la seda, las fibras tienen una longitud limitada, que puede
variar desde 1 mm, en el caso de los asbestos, hasta los 350 mm de algunas clases de
lanas, y las llamamos fibras discontinuas. Químicamente podemos fabricar fibras de
longitud indefinida, que resultarían similares al hilo producido en el capullo del gusano
de seda y que denominamos filamentos; estos filamentos son susceptibles de ser
cortados para asemejarse a las fibras naturales (fibra cortada).
Los primeros intentos
El primer registro publicado de un intento de crear una fibra
artificial se llevó a cabo en 1664. El naturalista inglés Robert
Hooke sugirió la posibilidad de producir una fibra que sería "tan buena, o mejor" que la seda. Su objetivo seguiría siendo inalcanzable hasta más de dos siglos después.
La primera patente de "seda artificial" fue concedida en Inglaterra en 1855 por un
químico suizo llamado Audemars. El disolvió la corteza fibrosa interior de un árbol de morera, modificándolo químicamente para producir celulosa. El formó hilos por inmersión de agujas en esta solución y atrayéndolos hacia fuera; pero nunca se le ocurrió a emular al gusano de seda extrudando el líquido de celulosa a través de un pequeño agujero.
A principios de la década de 1880, Sir Joseph W. Swan, un químico Inglés y electricista, fue impulsado a la acción por la nueva lámpara eléctrica incandescente de Thomas Edison. Él experimentó forzando un líquido similar a la solución de Audemars a través de orificios finos en un baño de coagulación. Sus fibras trabajaban como filamento de carbono, y ellos encontraron uso en la invención de Edison.
También se le ocurrió a Swan que su filamento se podría utilizar para hacer textiles. En 1885 expuso en Londres algunos tejidos de punto de su nueva fibra hechos por su esposa. Pero las lámparas eléctricas seguía siendo su principal interés, y pronto abandonó su trabajo en aplicaciones textiles.
Primera producción comercial
La primera producción a escala comercial de una fibra
manufacturada fue alcanzado por el químico francés conde
Hilaire de Chardonnet. En 1889, sus tejidos de "seda
artificial" causaron sensación en la Exposición de París. Dos
años más tarde se construyó la primera planta de rayón
comercial en Besancon, Francia, y aseguró su fama como el
"padre de la industria del rayón".
Varios intentos para producir "seda artificial" en los Estados
Unidos se hicieron durante el 1900, pero ninguno fue un
éxito comercial hasta que la American Viscose Company
(Sociedad Americana de viscosa), formado por Samuel
Courtaulds and Co. Ltd., comenzó la producción de su
producción de rayón en 1910.
En 1893, Arthur D. Little de Boston, inventó otro producto
celulósico (acetato) y lo desarrolló como una película. En
1910, Camille y Henry Dreyfus estaban haciendo films para
cine de acetato y artículos de tocador en Basilea, Suiza.
Durante la Primera Guerra Mundial, ellos construyeron
una planta en Inglaterra para producir dope de acetato de
celulosa para alas de los aviones y otros productos
comerciales. Al entrar en la guerra, el gobierno de Estados
Unidos invitó a los hermanos Dreyfus para construir una
planta en Maryland para hacer el producto para los aviones
de guerra estadounidenses. El primer tejido comercial
utilizando el acetato en forma de fibra fueron desarrolladas
por la empresa Celanese en 1924.
Mientras tanto, la producción de rayón en EE.UU. aumentó
para satisfacer la demanda creciente. A mediados de la
década de 1920, los fabricantes de textiles podrían comprar
la fibra por la mitad del precio de la seda cruda. Así
comenzó la conquista gradual de las fibras artificiales en el
mercado estadounidense.
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